Una victoria mustia

Por Ana Sirvent

Antes de ayer día de reflexión, ayer votaciones y hoy emociones heterogéneas.

Me podría detener y acabar en este momento el escrito con: “CiU ha sido la fuerza ganadora de las elecciones catalanas”. Pero no me quiero estancar en ello. Los catalanes han sido recíprocos a los políticos; lo mediático acaba en celebridad. Los cálculos lo reflejan en los votos, hablando de un record de participación de 3.657.450 de los 5.257.252 residentes, 10’7 puntos más que en las elecciones del 2010. Se nota que el tema les repercutía, pero quizás ese afecto no iba a “Más”. El partido nombrado no ha conseguido su objetivo. La mayoría que quería para seguir adelante con el proceso soberanista ha quedado en las expectativas. La federación ha perdido doce escaños en el Parlament de Catalunya y se ha quedado con 50 diputados.

Por otro lado y entre tantos, ERC ha pasado a ser la segunda fuerza con 21 escaños y el PSC la tercera con 20, el peor resultado de su historia, ¿por qué será?

Campaña adelantada, centrada en la supuesta independencia y no en los catalanes, acompañada de un informe policial publicado por el diario El Mundo de rápida resolución y donde se ha acabado examinando al periódico en lugar de a los señalados – no soy lectora del mismo-.

En fin, lo importante ahora es hablar del fracaso político de Artur Mas. Los catalanes le han dado la espalda si nos atenemos a las expectativas por él mismo -el señor no tiene abuela-, han preferido  al independentista de siempre y no al sobrevenido.

Unos hablan de retirada avergonzada, otros se conforman con el presente… pero que “Mas” da si el día 21 se acaba “El Mundo”.

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