Culturia

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A parte de leernos, ahora… ¡también nos podéis escuchar al otro lado de las ondas!  En Culturia, una ciudad que vive por y para la cultura.

Hablamos de música, arte, cine, y de todos esos planes que concurren en la ciudad de Valencia y que no nos podemos perder. Y en este caso, no estamos solas. Nos acompañan nuestros compañeros y amigos Jose Alapont y Marta Celada.

¡No dudéis en contarnos que os parece!

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La historia Inempezable de Spheniscidae

Por Carla Puerto

spheniscidae

La historia inempezable acaba de comenzar para Spheniscidae. Desde el Ártico valenciano vienen estos pingüinos que no dudan en intentar sobrevolar, aunque con paracaídas, el panorama musical, y por ahora no les va nada mal.

En clave de acústico, vimos a la formación durante el pasado año. El sonido del silencio de las guitarras, el ritmo de las percusiones. Desde lo melodioso del teclado o violín, hasta la solemnidad del violoncello. Un cóctel molotov difícil de superar, sin embargo, el placer de la música no solo está en escucharla, se basa en experimentar, y evolucionar.

Ahora, presentan su primer trabajo, La historia Inempezable, con un sonido mucho más eléctrico y de gran fuerza pero sin echar en falta la elegancia, ni la textura. Y es que el buen gusto de Spheniscidae desprende luz en la oscuridad.

Acantilado, abre una sucesión de ocho temas con una delicadeza natural que te traslada a los paisajes atmosféricos de Sigur Rós. A medida que el álbum avanza la progresión instrumental se hace fuerte. Con Navidad nos arrodillamos ante una sentenciante letra para llegar hasta la intimidad de Flor, con la que comprobamos que, evidentemente, menos es más. Los pétalos caen con sensualidad. El desenlace de esta historia maestra llega con Metamorfosis II, un final oscuro en tono existencialista que cuestiona y nos proyecta hacia un futuro incierto.

El EP ha sido producido por Sergio Devece, bajista de La Muñeca de Sal, en el estudio Stardust de Alboraya. Han contado con la colaboración de músicos del panorama local como Gilbertástico a los teclados, Nacho Nácher de Perro Grande a las guitarras, Empar Juanes al Violoncello, Salva Casaní, Hector Sanchís de Cosidos, y Apa de Polonio a la trompeta. La banda se completa con Alejandro Gómez-Lechón, Javier Marcos, Sergio Devece, Nacho Nácher e Iñigo Soler.

Sin duda, un conjunto lleno de eclecticismo que rompe los paradigmas actuales. Singularidad envuelta de belleza.

Cultura nocturna

Por Carla Puerto
LOL Dj setSomos pocos, los que en su día decidieron que eso era ruido. Somos pocos, los que no nos conformamos con la “música” que ponen en las discotecas convencionales. Somos pocos, muy pocos, los que rastreamos y barajamos alternativas distintas y desconocidas.  Los que buscamos la pureza musical libre de “música basura”.

Somos pocos y me alegro.

Este es mi concepto de cultura nocturna. Aunque hasta hace relativamente escasos años era imposible encontrar una atmósfera parecida en Valencia. Afortunadamente, las cosas han cambiado y ahora mismo somos un reflejo distorsionado de la noche barcelonesa o madrileña, en cuanto a variedad y calidad.

Eso sí, hay que saber buscar y elegir, si no quieres que te claven la misma basura de siempre. Y digo basura desde mi forma de entender la música. La música como el arte más directo, que entra por el oído y va al corazón. Es un eco de un mundo invisible. Si dentro de la música basura hacemos una distinción entre la música y el texto nos encontramos con que la primera es pobre y reiterativa; y lo que se expresa por medio del segundo es preocupante, en muchos casos.

Pero no nos engañemos, está en casi todas partes, y nos persigue. La encontraremos en el pop, el rock, indie, R&B, hip-hop… En cualquier estilo que puedas imaginar.  Debemos cerrarle el paso, o al menos que pase sin molestarnos. Esto último es una tarea difícil ya que probablemente se convertirá en el número uno de todas las radiofórmulas. 

Una capital muda

Por Carla Puerto

La última hora de la tarde se encuentra con el anochecer valenciano. Desde la Plaza del Mercado y ascendiendo por los escalones de la Calle Pere Compte llegamos a la plaza del Doctor Collado. El azul del cielo se oscurece y la luz de las farolas de hierro viejo ilumina la plaza. Nos sentamos en la terraza de Café Lisboa y nos limitamos a escuchar. Murmuros melódicos y música callejera te trasladan a una atmósfera de paz y armonía.

Ésta sensación, casi mágica, ya no la podrán sentir los vecinos de Madrid. Y es que el pasado miércoles, y como ya se iba anunciando, se prohibió la música callejera en la capital española. Los músicos de la calle tendrán que conseguir un permiso de la Junta Municipal antes de tocar una sola nota en la vía pública. Por si fueran pocas las medidas tomadas en contra de la cultura, el arte y el ocio…

Son los nuevos criminales de las calles madrileñas, y sus armas, los instrumentos, pueden llevarles a pagar un mínimo de 750 euros de multa y la confiscación del instrumento. Una medida que alcanza el surrealismo.

Es lógico y me parece correcto que se respete el nivel de decibelios según en qué zonas y horarios. Pero de ahí a limitar la libre manifestación musical y artística hay un trecho. Lo que más me intriga es que sea la música lo que molesta cuando Madrid es una de las ciudades más ruidosas, con un tráfico insoportable y sumida en obras urbanísticas interminables.

¿Estará permitido silbar en la capital?

Grizzly Bear se reafirma con Shields

Por Carla Puerto

 Vivimos en un panorama musical que se rige por las llamadas firework bands. Hablamos de aquellas que nacen con fuerza pero cuyo éxito dura menos que un caramelo a la puerta de un colegio. Además exigimos a los artistas que estén completamente formados ya en su primer álbum y después nos sorprendemos de que el segundo ya no nos parezca, de alguna forma, tan interesante.

Este no es el caso de Grizzly Bear. La banda de Brooklyn vuelve para demostrar que se puede seguir cautivando. Y es que se trata de uno de los conjuntos más llamativos de lo que va de siglo y sinceramente, ante Shields, pocos pueden quedarse indiferentes. La inquietud musical que muestra cada uno de sus integrantes puede ser la culpable del continuo enriquecimiento que experimenta la banda.

Tres años puede parecer mucho, pero la espera se ha hecho bastante llevadera. Durante este tiempo los componentes nos han ofrecido por separado pequeñas cápsulas que podían augurar el nuevo sonido de los neoyorkinos. Aparentemente, Shields, parece bastante sencillo y convencional, pero realmente es una falacia musical. No han perdido el gusto por las capas musicales, la elegancia en el sonido, ni por la armonía vocal. Desprende luz, textura en los acordes, ritmos nuevos y el silencio es su nueva arma letal.

Shields es un plato gourmet, así que no se apresuren en su escucha y trátenlo con delicadeza.