Culturia

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A parte de leernos, ahora… ¡también nos podéis escuchar al otro lado de las ondas!  En Culturia, una ciudad que vive por y para la cultura.

Hablamos de música, arte, cine, y de todos esos planes que concurren en la ciudad de Valencia y que no nos podemos perder. Y en este caso, no estamos solas. Nos acompañan nuestros compañeros y amigos Jose Alapont y Marta Celada.

¡No dudéis en contarnos que os parece!

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Realidades artísticas que oscurecen

 Por Ana Sirvent

Abundan las formas simples. Contiene una especie de óvalo con trazo muy grueso que encierra el suave rostro. El estilo que se lleva a cabo en general es una especie de mosaico hecho con diversas formas más pequeñas. La armonía que utiliza es una policromía y lo complementa con zonas blancas y negras. El estilo es minimalista, casi infantil, fiel a la manera del pintor.

Escuchar estos inventarios  de la boca de expertos o aquellos que han llevado a cabo docencia del asunto me enorgullece. Pensar que podrían llenar folios y folios con lo que  para algunos es un simple cuadro,  me llena de satisfacción. Han encontrado su hobbie. Les felicito.

Pero no todo queda ahí. Les pongo en situación y les limito a pensar en la vida real. En escenas cotidianas y de actualidad. Describo una de tantas: tres ilustraciones de Picasso descansan sobre la mesa de la sala de reuniones de la casa de subastas Christie’s en Madrid. El especialista en arte moderno del lugar elige uno al azar y lo posa delicadamente sobre la palma de su mano. Se coloca bien las gafas y se acerca para ver el trazado, ¿lo mirará o hará como que lo mira?,  “la línea es muy convincente”, admite. El cliente lo observa. Cuando termine de tasarlo tendrá una idea del valor de las ilustraciones, una cifra que se moverá, como valor inicial, entre 37.000 y 74.000 euros. En la subasta, serán los compradores los que decidan el precio final.

Lo siento. Y me condiciono a ceñirme en mi opinión.  No entiendo cómo la industria del arte puede  traducirse en millones y que sólo se lo puedan permitir las grandes fortunas. Un artículo de especulación. Quizás un estudiante con ojo lo valoraría mucho más que un ricachón de pacotilla que lo cuelga en la habitación de invitados con el único fin de que estos vean plasmado en él los cuartos que tiene (quizás no tenga tantos).

Como siempre y una vez más, la minoría es la que elige. Pero tranquilos maniáticos del arte, el dinero no da la felicidad. Siempre quedarán museos donde nutrir vuestras ansiosas ganas.