¿Abundio era tonto?

Por Ana Sirvent

Abundio PolaHoy me ha despertado un amigo a las 6 de la mañana… el tono Marimba se ha repetido por dos veces consecutivas. En la primera pensaba que estaba en un sueño y que mi politono, tono o “musiquilla”, como quieran ustedes llamarle, formaba parte de él. En el segundo intento ya he reaccionado y me he dado cuenta de que era mi maldito aparato. Bastante testaruda he pulsado la tecla verde y al ver que era mi cansino y querido amigo Pablo le he dicho de forma concisa: «¡eres más tonto que Abundio!».  El señor había celebrado el inicio del puente como mejor había podido  y fue a “tomar algo”, se le había hecho tarde y aun estaba de parranda, menudo…

El caso es, al colgar me he desvelado, ya no podía conciliar el sueño y me he puesto a contar elefantes. Me enseño mi madre cuando era pequeña y la verdad que me va bastante bien, cuando son muchos en el columpio me entra vaguería de seguir contando y termino entrando en la negror.  Pero hoy como excepción, antes de llegar a los 20 elefantes, una duda se ha colado en mi mente y por mucho que lo he intentado no se ha largado. Le acababa de decir a mi amigo que era más tonto que Abundio, pero ¿quién era Abundio?. Salí de mi habitación y bajé por las escaleras a coger mi ordenador. Me quedé bajo -el internet a mi guarida no llega del todo bien- y con los ojos medio pegados puse en el buscador, ¿quién es Abundio?

Ahí voy. Leyendo muchos artículos, blogs y noticias diferentes; tiene páginas y páginas en la red, -para ser tan tontito, el tío ha dejado huella- me he quedado con dos explicaciones.

Unos dicen que Abundio fue de Córdoba y se le achacó por el haber pretendido regar “con el solo chorrillo de la verga”, con apenas agua, un cortijo.

Otros lo sitúan en Navarra y hablan de un personaje que llegó al grado de Capitan de Fragata de la Armada Española. Pues bien, en la guerra de España contra EEUU por el asunto de las Filipinas, con todos nuestros barcos hundidos, solo quedó su fragata frente a toda la flota norteamericana. Es ahí donde entra en escena. D. Abundio, pudo haberse dado la vuelta unos 180º y ponerse a salvo pero, en un acto, que nadie le reco»oció como heróico, se enfrentó contra toda la armada, y no tuvo tiempo ni de cargar sus cañones. Lo destrozaron.

Al pobre, nadie quiso reconocerle aquel acto como de valentía, sino como de tonto, bobo, torpe y mas lindezas. Por eso se dice «eres más tonto que Abundio”.

Sea por el caso que sea, o por muchos otros que se cuenten, Abundio no fue tonto. En la primera usó lo que hoy llamamos goteo, y si así es, deberíamos levantarle un monumento,  en la actualidad es un sistema muy empleado y apreciado. En la segunda opción no hace falta que les diga más.

A partir de ahora me plantearé el dicho. Para aquellos «tontos tontos» en el mal sentido de la palabra, les diré eres tonto del Bote, que ese sí que era tonto.Se le llamaba porque en una corrida de toros en el centro de Madrid,  logró saltar la barrera y salir de la plaza, lanzándose a recorrer libremente las calles. Al cabo de unas vueltas llegó el toro al punto donde se hallaba, quien -no sabemos si por el susto o por la ignorancia del peligro- se quedó quieto como una estatua. El morlaco, tras olfatearlo y darle mil vueltas, finalmente siguió su camino sin hacerle ningún daño, por lo que todos los que conocieron el suceso se maravillaron de la buena suerte del «tonto del bote«.  Si es que todos los tontos tienen suerte.

En fin, a quien le diría yo que Abundio, para lo  supuestamente “tonto” que era,  me hizo levantarme de mi cama biscolatex.

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